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Entrevistas
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Como habíamos anticipado la semana pasada, Cristina Fernández de Kirchner decidió, finalmente, confirmar su candidatura para las próximas elecciones. El hecho de que haya decidido colocar a Alberto Fernández en el primer lugar de la fórmula es su estrategia para adaptarse a escenarios que sabe difíciles, pero en realidad no cambiara los escenarios.

La decisión fue de Cristina.

Como lo han hecho notar experimentados periodistas, y experimentados políticos, la comunicación refleja a una “Cristina en estado puro”. Una decisión unilateral fuera de toda negociación, anunciada en forma sorpresiva -como cuando anuncio la candidatura de Boudou para las elecciones de 2011-, difundida evitando los interrogatorios periodísticos, conferencias de prensa con potenciales preguntas molestas, presentada a través de las redes sociales, en una presentación diseñada por el mismo equipo de comunicación que preparaba sus discursos de cadena nacional. 

La decisión sobre la candidatura de Alberto Fernández provino de la propia Cristina. Ella misma lo reconoció explícitamente en su video de presentación, y la convicción profunda de Cristina sobre su propia asociación con el poder presidencial se reflejo incluso en un furcio en que incurrió en su breve discurso, cuando anuncio que Alberto Fernández seria “candidato a presidenta”.

La elección de Cristina recayó sobre un candidato sin poder propio. Alberto Fernández es un hombre con sólida formación académica, con capacidad para la negociación política, pero no para la construcción política propia: no controla ninguna estructura partidaria ni gremial de seguidores detrás de su figura.

De esta manera, incluso en el hipotético caso de ganar las elecciones, Cristina se reserva la posibilidad de sustituirlo. Reeditando la estrategia adoptada por Juan Domingo Perón cuando la dictadura militar saliente no le permitía presentarse como candidato “Cámpora al gobierno, Perón al poder” promoviendo un candidato controlable, llegado el caso, fácilmente reemplazables. Llegado el caso, los aparatos kirchneristas de choque y sus aliados podrían presionar la renuncia de Alberto como Perón presiono a la de Cámpora en junio de 1973.

Cristina eligió la estrategia del camino indirecto porque sabe que el escenario no le es propicio.

En lo inmediato, la estrategia le sirve a Cristina para restar argumentos a sus interlocutores en las negociaciones de listas en el peronismo, como si dijera “ahora no pueden decirme que yo soy una figura resistida en las encuestas para presidente”. De hecho, esto le facilito la posibilidad de que algunos gobernadores clásicos aliados suyos -como Gerardo Zamora de Santiago del Estero o Mansur de Tucumán- se animasen a sincerar el apoyo que deseaban darle.

En caso de perder las elecciones presidenciales, la derrota será de Alberto. Cristina podrá argumentar hasta en tono de autocritica que las elecciones se habrán perdido porque la candidata no fue ella.

En el caso hipotético de ganar las elecciones -cosa que solo seria posible en un escenario de empeoramiento de la actual situación económica-, las medidas de ajuste que será inevitable adoptar llevarían la firma de Alberto Fernández y los costos políticos de la decepción del electorado kirchnerista los pagara él. Como dijimos antes, en el peor de los casos, una vez tomadas las medidas difíciles, lo podrán utilizar como fusible y lo obligaran a renunciar luego de una movilización de sus fuerzas de choque y movimientos sociales aliados que le enrostraran su pasado cerca del ministro Domingo Cavallo. Varios voceros del núcleo intimo de Cristina han reconocido que en caso de ser gobierno no contaran con el margen de maniobra que les permitía la burbuja de la soja en los primeros años del kirchnerismo. Es más, dentro del peronismo es una figura resistida por muchos sectores, que recuerdan su pasado de jefe del gabinete de asesores del ex ministro Domingo Cavallo durante la presidencia de Menem, su retirada del gobierno de Cristina, su posterior vinculación con Massa y su ultimo acercamiento a Randazzo; al decir de Duhalde “es un saltarín”. 

La estrategia de Cristina no modifica sustancialmente los escenarios.

Para los políticos, periodistas o intelectuales que -a la manera de los filósofos antiguos- piensan que los procesos políticos dependen de la capacidad de sus protagonistas, la decisión de Cristina se percibe como un hecho conmocionante que está destinado a sacudir el escenario político. Estos planteos se ven acompañados por la necesidad de los medios de comunicación de ofrecer noticias sorprendentes, que atraigan la atención del público. Entonces, las portadas de los grandes medios resonaron todo el fin de semana con comentarios sobre lo trascendente que habría sido la decisión anunciada por Cristina.

Pero para los especialistas familiarizados con el estado actual de las investigaciones sociales- que comprendieron hace muchos años que los procesos políticos son las consecuencias visible de situaciones sociales previas -que están condicionadas por complejos factores culturales, económicos y psicológicos-, y también para los dirigentes políticos con experiencia -que a su vez saben que los votos de la gente no puede negociarse con acuerdos de dirigentes-, el enfoque de Cristina es una estrategia para adaptarse a escenarios socioeconómicos, que siguen siendo los que determinaran los acontecimientos.

Para comenzar, la elección continuara siendo entre macrismo, kirchnerismo y -eventualmente- peronismo federal. No introduce opciones nuevas: al haber colocado al frente de la formula presidencial a una figura designada por ella de su propio espacio político que no tiene poder propio, Cristina continuara siendo la figura que despertara los apoyos o los rechazos del publico para votar o no a esa fórmula.

Por lo tanto, las posibilidades que tienen las distintas opciones para las próximas elecciones presidenciales de octubre no sufren modificaciones sustanciales. Como dijimos la semana pasada, continuaran condicionadas por el desarrollo de los escenarios mundiales que influyen sobre las posibilidades de recuperación de la economía argentina: si los escenarios mundiales mantienen sus tendencias actuales, la mejora económica del país en la segunda mitad del año mantendrá las probabilidades de reelección de Macri; si los escenarios mundiales se modifican y comprometen la recuperación económica del país, deteriorando las posibilidades de macrismo, dependerá de si un consenso en el peronismo no K puede unificar el voto antikirchnerista.

Por :  Gregorio Halaman es abogado y analista conductual, profesional principal del Programa de Instituciones Políticas Fundamentales adscripto al Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Dr.Ambrosio L. Gioja” UBA-CONICET, investigador principal del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad del Salvador y profesor adjunto de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires

Por:

Gregorio Halaman es abogado y analista conductual, profesional principal del Programa de Instituciones Políticas Fundamentales adscripto al Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Dr.Ambrosio L. Gioja” UBA-CONICET, investigador principal del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad del Salvador y profesor adjunto de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Desde hace más de treinta años es analista político para consultoras nacionales y extranjeras, para las que ha realizado más de trecientos informes de coyuntura.