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En las calles, se respira un aire de egoísmo, son los sórdidos que sacan a pasear el ego por la manzana de su vida vacua de placer. Entonces, deciden salir a correr, navegar, a pasear en el auto, violando/burlándose de la cuarentena que debemos cumplir para poder sobrevivir. ¿Será que Todavía, se creen inmunes/diferentes al resto del poblado sólo porque cargar un manojo de monedas más en su poder? Los insensibles, provocan la ira de los sensibles que se irritan con facilidad, por el encierro, por los actos desmedidos, desobedientes, inconscientes, individuales que los míseros producen ante sus actos insolentes cuando caminan sin mirar. En este cúmulo, de inacciones, recordé una frase del querido Ernesto Sábato del libro “El túnel “donde dice: “Cuando le propuse que nos escapásemos esa misma noche, se espantó, su rostro se endureció y dijo, sombríamente: "No tenemos derecho a pensar en nosotros solos. El mundo es muy complicado". Le pregunté qué quería decir con eso. Me respondió, con acento aún más sombrío: "La felicidad está rodeada de dolor". Hoy, dependemos de todos y cada uno de nosotros para que el estado de bienestar sea un hecho y no un deseo unipersonal.

Sin embargo, al final de este túnel, hallaremos como en los infiernos del Dante, nuestra verdadera alma, nuestra esencia mas divina, y nos reencontraremos con lo mejor o lo peor de nosotros y para muchos algo habrá cambiado o se habrá ido, pero nada volverla a ser como siempre. El Conv-19 desplomo el sistema de salud, colapso la redes, y derrumbo el mercado. La vida se convirtió en un balcón, donde ver oír al vecino es un acto de amor, una manifestación poética y sincera de saber que no estamos deshabitados, sólo nos encontrábamos adentro de un departamento, casa o cuarto a la espera de una cura o sanación. Allí, vislumbramos que estamos inmersos en un puñado de diferencias, que son, más ajenas que nuestras, porque el bien es siempre común, cuando vivimos en un estado de derecho, porque la ley determina que somos todos igual. Ergo, la situación nos impone una lectura más profunda, que resultara más dócil para los sensibles de lo cotidiano y simple, que para los fundadores del materialismo del capital. Esos que creyeron todo tenía un valor en el mercado y decidieron vender su alma junto con su solidaridad en una bolsa de cotización. Y, una vez más, fue el estado quien salvo a los ciudadanos, sin discrepancias de clases o poder, privados o estatales. Así, con la convicción de  “Priorizar la vida antes que la economía”, el presidente Alberto Fernández,  “Decreto una cuarentena obligatoria para todos los habitantes de la argentina Que con fecha 11 de marzo de 2020, la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS), declaró el brote del nuevo coronavirus como una pandemia, luego de que el número de personas infectadas por COVID-19 a nivel global llegara a 118.554, y el número de muertes a 4.281, afectando hasta ese momento a 110 países. Que por el Decreto N° 260 del 12 de marzo de 2020 se amplió en nuestro país la emergencia pública en materia sanitaria establecida por Ley N° 27.541, por el plazo de UN (1) año en virtud de la pandemia declarada. Que, según informara la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS) con fecha 19 de marzo de 2020, se ha constatado la propagación de casos del coronavirus COVID-19 a nivel global llegando a un total de 213.254 personas infectadas, 8.843 fallecidas y afectando a más de 158 países de diferentes continentes, habiendo llegando a nuestra región y a nuestro país hace pocos días.” (Fuente pagina12)

En este marco, el presidente Alberto Fernández se reunió con los diferentes gobernadores del país, con el fin de trabajar juntos. Y, resolvió por la parálisis económica un paquete de medidas de emergencia que incluyó: Un bono para los jubilados que cobran el haber mínimo; otro igual para los beneficiarios del programa Hacemos Futuro y de del salario social complementario; además de $ 3.103 pesos para los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH). En menos de 10 días el estado decreto:

  • Precios máximos para alimentos de la canasta básica y productos de primera necesidad
  • Construcción de 8 Hospitales Modulares de Emergencia:
  • Pago extraordinario al personal sanitario,
  • Créditos a MiPyMEs para el pago de sueldo,
  • Prohibición del cobro de comisiones por las operaciones en cajeros automáticos,
  • Suspensión temporaria del corte de servicios por falta de pago
  • Suspensión del cierre de cuentas bancarias
  • Refuerzos en la política de protección social
  • Ingreso Familiar de Emergencia esta última, lleva inscriptos más de 1.4 millones de beneficiarios (solo terminación 1 y 2 de DNI) en la página de la ANSES. El bono, de 10 mil pesos, se otorgará a los monotributistas Clase A Y B, trabajadores informales, domésticos y a los beneficiarios de AUH automáticamente.

Las medidas hablan por sí solas, y dejan claro que el estado es la viga de cualquier sociedad democrática. Las acciones tomadas por el gobierno nacional reflejan, un nuevo contrato social, que se está reformulando desde diciembre del 2019. Una vuelta al estado, definido como República por Rousseau en el libro “El contrato Social” donde el interés general está por encima del interés particular:” En efecto, no es posible que una voluntad particular concuerde con la voluntad, general, es imposible, sin embargo, que este acuerdo sea duradero y constante, pues la voluntad particular tiene por su naturaleza a las preferencias y la voluntad general a la Igualdad.” Este contrato social, es necesario, para que el hombre ya no viva en un estado de naturaleza, sino que se sometan a la división de poderes que imparta leyes, la justicia y la igualdad. El estado de naturaleza, hoy es el mercado, donde el hombre es lobo del hombre, y la única ley respetable es el capital. Este régimen de particulares, individuales y gregarios, que instauraron un puñado de empresarios, a través de los procesos de globalización y capitalismo en el mundo, nos hicieron creer que los hombres éramos recurso que se trasferían cuando no generábamos valor agregado. Sin embargo, nos tropezamos, al final de este túnel ensimismados, sin saber dónde estamos, ni hacia donde vamos, y empujados en la inercia del consumo y el vacío del color plastificado de la instantaneidad consumada, nos olvidamos, de ser, abandonamos nuestras virtudes como humanos que son el amor, la igualdad, la empatía, la solidaridad, la razón y la libertad.

La aparición y expansión del CONV-19, convirtió todo lo que parecía seguro en incierto y, demolió, en cuestión de segundos, ese mundo construido alrededor del mercado. Devaluó, el poder de todos los imperios que se volvieron más o igual de vulnerables que el resto. Ahora, todos éramos somos iguales y lo único que queda estoico es el estado. Volvimos a pensarnos en esa República, que describió Rousseau: Lo que llamo virtud en la república es el amor a la patria, es decir, a la igualdad. No se trata de una virtud moral ni tampoco de una virtud cristiana sino de la virtud de la política. En este sentido se define como el resorte que pone en movimiento al Gobierno Republicano, del mismo modo que el honor es el resorte que mueve la Monarquía. Así pues, he llamado virtud a la política al amor a la patria a la igualdad.En esta paradoja, que me resulta más onírica que real, debemos reencontrarnos con nosotros como sociedad y preguntarnos más, por nuestra humanidad.

Ergo, el estado se llevó puesto al mercado quedando en sus manos el poder la salud y la economía de todos los ciudadanos. Y, nos obligamos a pensarnos como Republica, como parte de un todo entre iguales. Volvimos, a un nuevo contrato social donde mirarnos será un deber, cuidarnos una construcción diaria porque cuando la cortina del mercado se derrumba solo queda el estado. Como dice Rousseau: “Todos los hombres son iguales en el gobierno republicano, así como en el despótico el primero porque lo son todo y en el segundo porque no son nada”. La decisión es personal pero el mandamiento es uno solo porque ¡Hoy seremos todo o no seremos nada!

Por Manuela Porta

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