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Por Manuela Porta

Los sociólogos y psicólogos salieron a dar diagnósticos tan remotos como cercanos: separaciones, divorcios, embarazos, depresión, angustia, dolencias y bla bla bla. Sin embargo, no solo, olvidaron darnos la receta, fórmula magistral, para sobrellevar el encierro, lo que es aún peor, omitieron a un grupo de la sociedad, los marginales, que padecen otros daños que son invisibles ante los ojos del imaginario colectivo. Los marginales, viven al margen de la sociedad, son una parte de nuestra sociedad que vive con, pero sin nosotros, que no forma parte del contexto que queremos visualizar, ellos padecen lo mismo solo que saben sobreviven con mucho menos de lo que deberían, no porque quieren sino porque así les tocó vivir. Las consecuencias, de la apatía del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, no demoraron en llegar, fueron expuestas con la Muerte de Ramona, y los más de 1500 casos positivos en las villas. Aunque, fue luego de reiteradas denuncias en la Villa31 que ocurrió la muerte y demoro, mucho más en publicarse en los medios masivos. El abandono, la desidia y la abdicación de la clase dirigencial, del Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, por no brindar uno de los derechos más fundamentales para la vida como es el agua, tanto para la higiene como para la vida de los ciudadanos en vísperas del Covid-19. Y, omitiendo la Resolución 61/92 de la ONU que desde el 28 de julio de 2010 donde se reconoció al agua y el saneamiento como derecho fundamental. Reafirmando que el agua está asociado intrínsecamente al derecho de la dignidad humana, a la salud física y metal, y, en consecuencia, a la vida. Sin embargo, la única vida que vimos correr, y no por agua, fue la de Ramona. La muerte anunciada de Ramona se plasmó en la vereda de los diarios, con una impotencia áspera y dura. Los integrantes de la Garganta Poderosa, quienes venían acompañando los reclamos de  Ramona en su revista publicaron esto el día de su partida: “Apretando los dientes, golpeando el teclado, aguantando la rabia y escupiendo lágrimas, nos toca escribir ahora esta mierda, para decirles todo eso que Ramona les dijo en tiempo pasado, todo eso que nos cansamos de gritar durante dos meses, todo eso que no quisieron escuchar, ni cuando postergaron 4 años la relocalización de su familia, ni cuando pedimos que registraran a los grupos de riesgo, ni cuando escondieron sus denuncias para cuidarse, ni cuando callaron por plata, ni cuando nos dejaron sin insumos en todas las postas de salud, ni cuando maquillaron la realidad con programas fantasmas, ni cuando jugaron a cubrirse las espaldas, ni cuando publicamos el primer contagio en la Villa 31, ni cuando demostramos que no habían aislado a tiempo a la primera fallecida, ni cuando denunciamos que no estaban asistiendo a los demás, ni cuando dejaron 12 días al barrio sin agua, ni cuando gritó desesperada que tenía 7 personas de riesgo viviendo hacinadas, ¡Ramona no se murió! A Ramona la mataron los dueños del silencio.”

Hay otra realidad, la de los barrios, la que no está en los centros comerciales, ni en los programas de la tarde, pero la necesidad puede ser un monstruo grande. Ergo, existe un grupete de la sociedad que prefieren que “Los Marginales” sean solo parte de la sección de las crónicas policiales del diario a cruzarse con la verdad. Zygmunt Bauman escribe en su libro “Daños colaterales” a esta clase que se llama Marginales como: “A diferencia del resto de la población, no pertenecen a ninguna clase, y, en consecuencia, no pertenecen a la sociedad. Ésta es una sociedad de clases en el sentido de totalidad en cuyo seno los individuos son incluidos a través de su pertenencia a una clase, con la expectativa de que cumplan la función asignada a su clase en el interior y en beneficio del “sistema social” como totalidad. La idea de “clase marginal” no sugiere una función a desempeñar (como en el caso de la clase “trabajadora” o la clase “profesional”) ni una posición en el todo social (como en el caso de las clases “alta”, “media” o “baja”). El único significado que acarrea el término “clase marginal” es el de quedar fuera de cualquier clasificación orientada por la función y la posición”.

 En este contexto, los daños que sufrimos en el medio de esta guerra que es más visible que invisible, que nos afecta menos a los que somos parte del sistema que a los que parecen no ser. Es evidente, que los marginales existen en casi todo el mundo. Bauman dice: ”Estoy seguro de que el compuesto explosivo que forman la desigualdad social en aumento y el creciente sufrimiento humano relegado al estatus de “colateridad” (puesto que la marginalidad, la externalidad y la cualidad descartable no se han introducido como parte legítima de la agenda política) tiene todas las calificaciones para ser el más desastroso entre los incontables problemas potenciales que la humanidad puede verse obligada a enfrentar, contener y resolver durante el siglo en curso”.

Ramona quedó internada en grave estado, sedada y conectada a un respirador, y falleció este domingo en el Hospital Muñiz, ella vino a hacer visible lo que el Gobierno de la Ciudad no quería ver, ni atender menos resolver. El video que registró el 3 de mayo desde su casa, Ramona, difundido por las redes sociales de la revista La Garganta Poderosa, es ahora más que nunca un testimonio clave de la forma en que el virus golpea con la muerte y el contagio masivo en las villas.

El sábado 23 de mayo, los referentes de la Garganta Poderosa fueron recibidos por H. Larreta, la conclusión del encuentro según Nacho Levy fue: “Escucharon casi todo, no respondieron casi nada" y agregó: "Tanto Larreta como Santilli decidieron abandonar la reunión a la media hora”. John Locke escribe en el Ensayo sobre el Gobierno Civil: “Los pueblos son capaces de soportar sin revelarse sin murmurar grandes errores de sus gobernantes, muchas leyes injustas y todos los deslices a que esta expuesta la fragilidad Humana. Pero no es de admirarse que, si una larga cadena de abusos, prevaricaciones y maquinaciones encaminadas todos hacia el mismo fin, descubren al pueblo cuál es ese fin, adonde se lo lleva y el pueblo no puede menos de ver lo que se le viene encima y trata de poner en el gobierno en manos que puedan asegurarle el cumplimiento de las finalidades para las que fue establecido. Porque, si estas finalidades no se cumplen, nada se gana con regímenes antiguos y formas de gobierno que parecen magnificas, sino por el contrario, son mucho peores que el estado natural de pura anarquía, en efecto los inconvenientes son igualmente grandes, así como la inminencia del mal, pero el remedio es mas lejano y mas difícil.”

Sin embargo, para el ordenamiento jurídico, el daño: “Puede ser generado por dolo, culpa o de manera fortuita. El daño doloso se produce cuando el sujeto actúa de forma intencional (alguien golpea con un palo el coche de otra persona y rompe sus vidrios, por ejemplo). El daño culposo, en cambio, tiene lugar por negligencia. Todo daño genera a su responsable una obligación de resarcimiento. En ciertos casos, el daño también puede implicar una sanción penal, cuando el ilícito cometido se encuentra penado por la ley.

Los daños de esta pandemia, son directamente indirectos, nos sumergen en replantearnos la manera de vivir, discernir las cosas importantes de las esenciales, las necesidades básicas de las suntuarias, las relaciones que nos lastiman a las que nos cobijan el alma. Por ello, los invito como sujeto de esta sociedad a Repensarnos, en silencio, para poder redireccionarnos cuando tengamos que volver a salir a la calle lo hagamos con otro punto de vista, tal vez, parados en el mismo lugar.

Las desigualdades, existieron siempre, las mentiras de los monopolios concentrados y los abusos de su poderío, también. Pero, en esta nueva fase de nuestro globo terráqueo, nos conduce a descifrar lo real de lo ficticio para crear sobre bases solidas un mundo mas igual, menos violento y más objetivo. Porque formamos parte de ese 99 % que tiene mas fuerza que el 1% que atenta con su riqueza a nuestros derechos y libertad. Como dice Antonio Gramsci: “Somos revolucionarios en la acción mientras que somo reformistas en el pensamiento: obramos bien y razonamos mal. Avanzamos por intuición, en lugar de por razonamiento, y esto conduce a una inestabilidad continua, a una permanente insatisfacción: somos temperamento más que caracteres. Nunca sabemos lo que nuestros compañeros van a hacer mañana, no sabemos establecer lo que hay que hacer mañana y si lo sabemos para nosotros, no lo sabemos para los demás, que son compañeros de lucha, que deberán coordinar sus esfuerzos con nuestros esfuerzos.” (“Odio a los Indiferentes”A.Gramsci)

En una sociedad donde “norman” las diferencias sociales, donde el estado siempre será el garante natural de nuestra felicidad y bienestar social.  “Debemos trabajar juntos para mitigar los problemas de los sectores sociales vulnerables" dijo Alberto Fernández. Porque, tal vez, solo tal vez si nos sabemos visibilizar en el espejo de casa, veremos que no somos tan diferentes, y más iguales, porque al final de este cuento que llamamos vida todos morimos como un Marginal más.

En honor Ramona. La lucha nunca es en vano.

¡Justicia Para Ramona!

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