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Micaela Garcia, era una soñadora, una luchadora, era la felicidad en la adversidad, era una luz para los que vivían al costado del camino. Micaela, era la bandera de “Los Nadies” (poema de E. Galeano), como le gustaba decirles ella, a las personas que la sociedad posterga, y luego olvida en alguna villa miseria. Micaela, era aquello que la sociedad descree, desacredita, por miedo a que vaya a transformar el vertical patriarcal poder en algo más justo y real. No sé, si fue su sonrisa, su causa, o su mirada la que no puedo quitar de mi mente, desde que vi su sonrisa en una de los miles de fotos que circulan en la red, donde la retratan: trabajando, militando, construyendo un mundo, su mundo, donde nada era perfecto, pero a su lado parecía más ecuánime, y posible. Reconozco, que encontré en ella en cada uno de todos, los que anhelamos un mundo mejor, más igualitario y socialmente justo. Micaela, fue asesinada, el 7 de abril fue encontrada muerta joven, estudiante, hija, militante, a quien la comunidad de Gualeguay y Concepción del Uruguay en Entre Ríos buscó denodadamente una semana entera. Micaela fue víctima de femicidio.

El femicidio de Micaela, fue un antes y un después, en la lucha contra todas las formas de violencia contra la mujer. Así, el 19 de diciembre del 2018, por votación unánime de los 59 senadores nacionales presentes, se aprobó, la Ley Micaela, que estableció la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres. La ley 27.499, abarca la capacitación para todas las personas que se desempeñan en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. En la ley, se designó a la INAM (Instituto Nacional de Mujeres) a cargo del control de los materiales, y capacitaciones en todo el país para su cumplimiento. Sin embargo, a casi un año de la sanción de Ley, que lleva su nombre, sus avances son fruto de las políticas y charlas que lleva a delante el Movimiento Evita, organización de la que Micaela fue parte, y referente de muchos pibes. 

En este marco, el jueves 24 de octubre pasado se presentó en la Facultad de Derecho de la ciudad de Rosario, la ley 27.499, estuvieron presentes: Luciana Vallarella (Fiscal de violencia de Genero del MPA), Aracely Ferreyra, Diputada Nacional, autora de la ley, Néstor Yuyo García y Andrea Lescano -papá y mamá de Micaela García, Isolda Navarro, Consejera Superior UNR, Majo Poncio, responsable Provincial del Movimiento Evita. En el encuentro, también se hicieron presentes, Eduardo Toniolli, concejal del Movimiento Evita de la ciudad de Rosario, Lucila de Ponti, Diputada Nacional, José "Pepe" Berra, de la Ctep, y el colectivo de mujeres del Evita. La ley, ya fue presentada en todo el país, con la reciente incorporación de Mendoza, ya son 17 las provincias adheridas a la norma. Mientras, que hay tres provincias, en proceso de sumarse, y cuatro que todavía no avanzaron. También, se encuentra en proceso de adhesión: Entre Ríos, San Luis y Tierra del Fuego. La Legislatura de Santa Fe lo hizo el 12 de septiembre y Rosario avanzó en la misma dirección el 17 de octubre.

La ley 27.499, prevé la capacitación y sensibilización de quienes integran los diferentes estamentos del Estado, su cumplimiento es una obligación internacional que asumió nuestro país al firmar, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer - "Convención de Belem do Pará". Si bien, la Convención de “Belem do Pará”, no fue la primera legislación que adoptamos como país, para la lucha contra todas las formas de discriminación contra la mujer. Argentina, fue uno de los primeros en adherir a esa convención. Ergo, desde el año 1980 con Ley 23.179, (Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer) a la actualidad hemos sancionado y ratificados la misma voluntad en 18 leyes diferentes. En este marco, me pregunto ¿De qué sirve seguir sancionando leyes, dos por año promedio, si no podemos hacer un efectivo y eficaz cumplimiento? Demoramos 24 años, solo para poner en práctica lo que sanciona el artículo 8  de la Convención de “Belem do Para”, donde se propone lo mismo que supimos volcar en la Ley Micaela: “Los Estados Partes convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas específicas, inclusive programas para:  B_ Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, incluyendo el diseño de programas de educación formales y no formales apropiados a todo nivel del proceso educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer. c. fomentar la educación y capacitación del personal en la administración de justicia, policial y demás funcionarios encargados de la aplicación de la ley, así como del personal a cuyo cargo esté la aplicación de las políticas de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer”.

La Ley 27.499, fue el primer paso, de un camino que, tal vez, debemos recorrer con más convicción, y menos temor. Como bien, reflexiona Yuyo García: “Parece que hay un miedo a que esta transversalidad afecte el poder”. El padre de Micaela, tiene claro que :“Jurídicamente la ley micaela no es necesaria, como tampoco jurídicamente la ley de protección Integral es Necesaria, vienen a resumir una cuestión de compromiso, que nuestro estado asumió, en el ochenta y pico cuando firmo el tratado de la CEDAW, en el 94 cuando se comprometió ante la convención de Belem do para, y además argentina firmo la Convención de Viena, esto significa que cualquier tratado internacional que firme un país, es más importante que cualquier  normativas internas que tener un país. Y, agrego:” “Estas leyes no son necesarias, pero creo que la obligatoriedad es clave, como también lo es el artículo 7 de la ley Micaela, donde se establece la difusión pública, y instituye al INAM, como el organismo obligado a mostrar el avance de la Ley permanentemente”. Desgraciadamente el INAM, que es el organismo que debe velar por el cumplimiento de la ley es uno de los primeros que la incumple. Ya que no hay un estado que acompañe en estas cuestiones” denunció.

Yuyo y Andrea, tomaron el compromiso de hacer efectiva la ley que Micaela soñó, y desde su sanción han recorrido todo el país, logrando la adhesión en 17 provincias. y demás localidades. El crecimiento, y alcance de la Ley, es fruto de la militancia de los padres de Mica, y el acompañamiento permanente del Movimiento Evita. Mientras, que el estado nacional está capacitando de manera virtual desde hace unos meses al personal de los diferentes organismos. “La capacitación de manera virtual no es incorrecta, es correcta, pero necesitamos más que un contenido correcto. Por ejemplo, en la formación del SENASA hay una pregunta, que dice ¿Le parece bien pegarle a una mujer? con ese tipo de preguntas nosotros no vamos a cambiar la realidad”, dijo García.  El padre de Micaela, manifestó su preocupación frente a la ansiedad del estado en mostrar cantidad de personas capacitadas y agregó: “Están contando capacitaciones previas al lay micaela que tuvo el poder judicial de la mano de la jueza Argibay como si fuera capacitación de la ley Micaela.”

La ley 27.499, consiguió a la hora de sancionarse la unidad de todos los partidos políticos, y poco a poco, se fue aplicando, pero no podemos perder de vista que aún no ha alcanzado la esfera privada, o sindical, y resulta fundamental, casi urgente, ampliarla para logar la capacitación del personal policial, (advertido en la Convención “Belem do Para”, artículo 8). Ya que, una mujer víctima de violencia, al primer lugar que acude para erradicar la denuncia, es a una comisaría. La construcción en unidad de los tres poderes, fue la madre de esta ley, y es hora de pensar un Protocolo único, de implementación en todo el país, una especie de guía, donde se le facilite todas las respuesta y asistencia, a las mujeres en un solo lugar. Y, de esta manera, la mujer víctima de violencia, no estará una vez que decide denunciar, como escuche el otro día en una charla, se la importa, a la mujer, en un bondi que parece El Rutero, donde la letanía y la agonía son parte de un paisaje sin ningún destino final.

Volviendo, al origen de la ley, de algo que lleva más que las letras escritas en un papel, algo más, que la construcción de un modelo de sociedad, debemos lograr desentrañar la raíz de cualquier diferencia que tengamos entre nación, provincia y municipio, para pensar el mundo que soñó Micaela. Así, podremos imaginar cómo lo hacia ella, para hacer efectiva la ley, porque es ahí, en la ley, donde vive la felicidad y corazón de la militante de la JP. Micaela, entendió desde chica, que la única manera de cambiar la realidad era a través de la política, Yuyo remarco: “No debemos creer que Micaela era una excepción, hay millones de micaela en todos lados”. Y, tiene razón, pero pasara mucho para que conozcamos otra soñadora tan grande, y a la vez tan única como ella. Micaela, concurría todos los sábados por las noches al barrio que colaboraba, Villa Mandarina, y mientras comía pizza, con sus amigos, brindaba talleres de formación de género. Una de esos sábados, otra compañera le pregunto: “Todo muy lindo, pero ¿Y, si nos quieren violar a nosotras?”, y Micaela en la soledad de la noche, le contestó: “A mí me van a tener que matar, pero no me van a tocar un pelo”.  Micaela, fue asesinada y violada, pero su muerte forjo un sueño, el mismo que había leído en la carta que Rodolfo Walsh, “Cuadernos de Militancia Nº 4, Carta a Vicki”, había escrito a su hija. Y, que Mica logro imprimir, en una revista que repartió un 24 de marzo del 2017. Walsh, dedica una carta a su hija, Vicki, militante, quien se mató frente a los militares en un enfrentamiento, pero antes de morir dijo: “Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir. Entonces ella y el hombre se llevaron una pistola a la sien y se mataron enfrente de todos” El punto en común es que tanto Micaela como Vicki, creían como relata Walsh que: “La verdad se milita, por la verdad se da la vida. La lucha se culmina cuando triunfa la revolución, o cuando dejamos la vida en el intento para que la continúen las próximas generaciones”. Por ello, debemos tener en claro que ninguna de las dos eligió morir, solo lucharon hasta el final por una causa, una bandera, un sueño que no podemos dejar morir, y es el de hacer de éste un mundo mejor.

“POR VOS JURAMOS VENCER”.

 Por Manuela Porta

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